La vi, riéndose despeinada, la vi tensa y con la mirada perdida, la vi diciendo locuras, la vi sufriendo, y por miedo a distanciarme sólo la contemplé, como una mariposa parada a lado de un río cuyo cauce asciende, sabía que podía caer en cualquier momento, que una gota podía tomarla desprevenida y hacerla caer, pero no hice nada, diciéndome que ella sabía que podía contar conmigo y que si me necesitaba llamaría, gran sorpresa cuando lo hizo, por escrito obviamente, ella es de ese tipo, de las que nunca dejaría que la vieras llorar, sufriendo en silencio siempre y cuando la guitarra o la libreta no es suficiente, sintiéndose débil, recurriendo a la navaja, sangrando para no morir. Recuerdo cuando después de un tiempo de paz aparente volví a ver las cicatrices,... confundida, apenas reprimí el impulso de besarlas, sólo había un pensamiento en mi cabeza, "quiero que sepa que es querida", pero no lo hice, sólo miré y esperé un momento donde se viera casual abrazarla, si llegó ese momento ese día, no lo recuerdo.
Soy de las personas que mejor la conocen, no porque me ha contado más que a muchos, sino porque aunque fue por diferentes causas, comprendo ese dolor, sé lo que se siente, sé cómo se siente, y por eso mismo no me es fácil perdonarme el no haberla ayudado en esos momentos, temía por ella, pero temí más por mí, no quería que ninguna de nosotras terminara sola y como resultado sufrió, por eso en parte agradezco haber caído de nuevo y recordar el dolor, y lo mucho que nos podemos parecer... en serio que todo tiene su lado bueno.
¿Esta amistad se convirtió en amor en algún momento? Intento responder esa pregunta y pienso en sus labios, el olor de su cabello, tal y como los chicos lo hacen, en su risa, en sus pucheros y sus momentos de enojo, en nuestras peleas y nuestras locuras, nuestros momentos de "comportamiento infantil" llenos de carcajadas, ignorando lo asqueroso de nuestras vidas de la manera más inocente, en esa noche cuando me confesó que quería morir, y me maldije por no haberme visto en ella, aunque ella tampoco lo vio en mí, nuestros abrazos, nuestros errores, nuestros demonios en común, nuestro odio a nosotras mismas y nuestro fuerte cariño entre nosotras, en su mirada al notar una lágrima que no pude contener y mi fallido intento de sonrisa, en mi enorme esfuerzo por disimular la sombra de nerviosismo que me llegó cuando una casualidad nos dejó a las 2 solas en esa sala de cine, en mí teniendo dificultades para seguir el juego de ser su esposa con la naturalidad de siempre, en la sombra de una pequeña punzada de dolor al escucharla decir que sólo era mi amiga, pienso en mí, al preguntarme si esa sombra sólo soy yo queriendo negarlo, pero ¿por qué es importante ponerle nombre a esto? este sentimiento, que de aquí no pasará, que sólo será una bella mariposa para conocer y contemplar. Merece a alguien mejor y necesita otro tipo de persona, en verdad espero que encuentre a esa persona, porque lo que es un hecho es que la quiero, y quiero que viva esa sonrisa, esa risa escandalosa, esa mente tan interesante y censurada, esa fuerza tan presente y tan menospreciada por su dueña,quiero que pueda llorar, quiero que pueda mostrar sus cicatrices con orgullo como un trofeo de una lucha ganada, que no se sienta sola y que aunque sea en varios años, con su mechón azul o morado y su tatuaje, con su bata de doctora, con todos sus sueños cumplidos, mi luchadora, mi mariposa, mi mejor amiga, pueda ser, sin actuaciones, feliz.